martes, 3 de junio de 2008

"Evolución A" (La historia de la máscara)


Todos somos personajes, algunos más que otros.



Las máscaras imitan gestos, dotan de poderes y características a su poseedor, vuelven dioses a los humanos, preparan para ritos, enaltecen defectos y virtudes; pero tienen un problema. Toda máscara requiere de un humano para robar su alma.

Los primeros bocetos surgen de la idea de la nada, de la creación humana. En la actualidad, nos hemos convertido en consumidores plásticos y en imitadores fieles de las modas (lo cual no es malo en si).


El problema viene en el mito, en crear personajes y olvidarnos de lo que somos (de recrearnos día con día).


Olvidarnos de nuestros deseos, de nuestra animalidad, del albedrío; la máscara de la "nada" no es una perdición; es la oportunidad de definirnos con gusto. De poder mirarnos interior y exteriormente y decir con orgullo "esto soy".



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